Our morning in Acaponeta was as good as time as any to have Sr. Calabaza’s oil changed, particularly as it was quite thick. As the engine contained various new parts, the oil also contained flakes of metal, meaning it was also important to change the oil filter. Earlier that morning Plinio had calibrated the front brakes fixed the emergency brake handle as the spring had come loose, and adjusted the timing. We were then ready to head into Sinaloa and toward Mazatlán along toll road No. 15 once more.
Nos pareció la mañana en Acaponeta, Nayarit el momento perfecto para cambiarle el aceite al Sr. Calabaza porque ya lo traía bien quemado y, dado que el motor tenía varias piezas nuevas, el aceite ya venía con rebaba por lo que también era importante cambiar el filtro de aceite. Antes, en el hotel, Plinio ya había calibrado los frenos delanteros, arregló la palanca del freno de mano dado que el resorte se había zafado, y ajustó el tiempo. Ya estábamos listos para seguir el camino al Estado de Sinaloa y hacía Mazatlán por la autopista No. 15 de nuevo.
In our speedy orange steed we flew past more agave plants, though they were not blue as the ones in Jalisco. From our vantage point we could also see the rich agricultural fields planted with corn, barley, and tomato plants, among others. The license plate of Sinaloa is decorated with a red tomato as the state is the largest tomato grower in the country.
En nuestro corcel anaranjado salimos a todo galope, pasando por más campos de agave aunque ya no era el agave azul que habíamos visto en Jalisco. Desde nuestro punto de vista también podíamos apreciar los campos agrícolas repletos de maíz, sorgo, e jitomate, entre otros. Las placas de Sinaloa llevan un jitomate en el centro dado que el estado es el mayor productor de jitomates en el país.
Traffic became heavier as we neared the city of Maztlán and, in opting to continue our path north rather than be distracted by the more touristy area along the shore, we found ourselves in a Mazatlán traffic jam before making our way out of the urban area. At one point, both Plinio and I thought we had lost the back end of Sr. Calabaza, or perhaps that we had a flat tire, and had to pull off to review the rear differential block. Perhaps it was the sweltering heat, the amount of traffic packed into a small one-lane road (to make way for a large construction project that will surely improve the situation), or just simply Sr. Calabaza’s way of making the trip interesting, but there didn’t appear to be anything wrong. We made our way to an AutoZone just off the highway to make sure, and bought a couple extra pieces for Plinio’s growing box of tools.
Not exactly the traffic jam we encountered in Mazatlan |
El tráfico empezó a saturarse al acercarnos a Mazatlán; optando por continuar nuestro camino hacia el norte decidimos no distraernos en el malecón y centro de la ciudad - pero luego nos encontramos en medio de un embotellamiento antes de poder salirnos del área urbana. En un momento, tanto Plinio como yo escuchamos (y sentimos) algo que parecía como si hubiéramos perdido toda la parte trasera del Safari, o como si se hubiera ponchado una llanta. Salimos del tráfico para revisar los diferenciales. Quizás fue por el calor intenso, o por la cantidad de tráfico amontonado en un solo carril (para dejar espacio para un proyecto de construcción que sin lugar a dudas mejorará la situación en el futuro), o simplemente fue porque el Sr. Calabaza nos quería dar un espanto más en el viaje, pero a fin de cuentas no había pasado nada. Manejamos hasta un AutoZone al lado de la carretera para asegurar que todo estuviera bien, y allí Plinio compró unas piezas más para agregar (o más bien reemplazar) herramienta necesaria para lo que quedaba del viaje.
Wishing you happy trails! |
Finding nothing wrong, we kept on and just before crossing the Tropic of Cancer got our first look at the deep blue waters of the Sea of Cortez in the distance! On the map, the Sea of Cortez, also known as the Gulf of California, begins just north of Mazatlán – with the long arm of Baja California stretching down the other side. Ferries departing from Mazatlán offer service to La Paz and Cabo San Lucas across the way; and to think when we first began this trip we thought it would be a good idea to load Sr. Calabaza on a ferry so we could drive up the entire Baja. Lower on funds and time than originally planned, we continued on past more fields toward Culiacan, and then northwest up to Los Mochis where we would stay for the night.
Ya que no hubo ninguna falla, seguimos y justo antes de cruzar el trópico de cáncer tuvimos nuestra primera vista del azul profundo del Mar de Cortez en la distancia! En el mapa, el Mar de Cortez, también conocido como el Golfo de California, empieza alrededor del puerto de Mazatlán – con el largo brazo de Baja California extendiéndose al otro lado. Hay servicio de “ferry” que sale de Mazatlán a La Paz y a Cabo San Lucas en Baja; y fíjate, habíamos pensado al principio subir el Sr. Calabaza a un “ferry” e irnos a La Paz (o Cabo) para seguir la manejada por toda la Baja. Pero, ya que nos encontramos con menos dinero y menos tiempo de lo que originalmente habíamos pensado, continuamos manejando, pasando más campos agrícolas hacía Culiacán para luego continuar a Los Mochis donde nos quedaríamos esta noche.
Los Mochis, with a population of approximately 400,000 residents, is the major urban center in Northern Sinaloa. It is also often referred to as the door to Copper Canyon, as the Chihuahua Pacific train departs from here early in the morning to take visitors through the spectacular canyons situated in the Tarahumara region of Chihuahua. Near Los Mochis is the beach town of Topolobampo, which also offers ferry services to La Paz, Baja California on the other side of the Sea of Cortez. We made it to Los Mochis around sunset and to the Las Fuentes hotel along the main boulevard.
Los Mochis tiene unos 400,000 habitantes, y es el principal centro urbano en el norte de Sinaloa. También se conoce la ciudad como la puerta a las Barrancas de Cobre, dado que el Chihuahua Pacifico sale de allí muy temprano por las mañanas, llevando gente por los cañones espectaculares del Cañon de Cobre ubicado en la región de los tarahumaras en Chihuahua. Cerca de Los Mochis se encuentra el pueblito playero de Topolobampo, que también cuenta con servicio de “ferry” a la ciudad de La Paz, Baja California al otro lado del Mar de Cortez. Llegamos a Los Mochis alrededor del atardecer y al hotel Las Fuentes sobre una avenida principal.
The next morning, with only about 70 kilometers separating us from the state line with Sonora, I finished up some work while Plinio made sure Sr. Calabaza was ready for the nearly the last leg of the trip to Puerto Peñasco (Rocky Point). He first checked the spark plugs and found that one was loose, which he quickly fixed. He was glad to see that none of the four spark plugs had oil on them, meaning the piston rings were doing their job well. He then lifted up the back end of the car with the jack, and two small yellow lifts we had picked up from home back in Cuernavaca. He checked the oil levels on the differential blocks and saw the left block was low on oil, and had a possible leak. He thought the seal had failed so he refilled the block, and used his newly acquired tools from Mazatlán (a 36 millimeter socket wrench and a breaker bar) to retighten the back tire.
El próximo día, con solo unos 70 kilómetros separándonos para entrar al Estado de Sonora, terminé un poco de trabajo mientras Plinio aseguró que el Sr. Calabaza estuviera preparado para casi el último jalón del viaje a Puerto Peñasco. Primero revisó las bujías y encontró que una de ellas estaba floja, entonces optó por quitarlas todas y limpiarlas antes de recolocarlas. Le dio gusto ver que ninguna de las cuatro venía manchada de aceite, lo cual significaba que los anillos de los pistones seguían en buen estado. Levantó la parte trasera del Safari con el gato y dos torres amarillas que habíamos traído desde la casa en Cuernavaca. Revisó los niveles de aceite en los diferenciales y vio que el nivel estaba bajo en el lado izquierdo con una posible fuga. Pensó que había fallado el retén entonces volvió a rellenar el diferencial, y utilizó sus herramientas adquiridas en Mazatlán (un dado de 36 milímetros y un maneral) para volver a ajustar la llanta trasera.
Back in the Safari, we headed out again on tollroad No. 15 and through the impressive cactus filled stony mountains on either side of the highway. At one point, a pick-up matched our speed as it came around our left-side and the passenger managed to ask Plinio if Sr. Calabaza were for sale; this was our seventh or eighth offer so far. Sorry, no sale.
Ya en el Safari de nuevo, salimos otra vez en la autopista No. 15 y por las montañas cubiertas con cactus que delineaban los lados del camino. En un punto, una camioneta alcanzó la rápida velocidad del Sr. Calabaza y se puso al lado de nosotros mientras el pasajero le preguntaba a Plinio si no vendíamos nuestro querido Safari anaranjado; de hecho esto fue como la séptima u octava oferta que habíamos recibido durante el viaje. Perdón, pero no hubo venta.
As the outside temperature continued to rise, Sr. Calabaza reached a breakneck speed of 90 kms. per hour (about 55 MPH) as we neared the Sonora border. After approximately 11 days of actually driving, and nearly two months of traipsing across Mexico while seeing family, friends, meeting mechanics, and delighting in a variety of cuisines, we had finally reached Sonora!!
Excited about having brought Sr. Calabaza into the State he would now call home, we had to remind ourselves that Sonora is one of the longest in the country, and we still had the entire State to cross (about 1000 kms. or 620 miles). We made our way to Navajoa, though about 25 miles out Plinio realized we were low on gas and wondered if we would make it. We had about half a tank when we left Los Mochis and did not stop to refill. Shortly after he brought up this concern, however, we came to a small checkpoint and they directed us to a roadside tire shop that also sold individual gallons of gas.
Mientras seguía subiendo la temperatura de afuera, Sr. Calabaza llegó a una velocidad feroz de 90 kms. por hora al acercarnos a la línea de Sonora. Después de aproximadamente 11 días de realmente estar manejando, y casi dos meses del viaje, pasando por todo México, viendo familia y amigos y conociendo a varios mecánicos y otras personas, así como probando una variedad de comida, ya habíamos llegado a Sonora!!
Yaqui deer dance - Sonora |
Emocionados con el hecho de que habíamos traído al Sr. Calabaza al Estado que ya sería su hogar, tuvimos que recordarnos que el Estado de Sonora es uno de los estados más largos en la república y todavía nos faltaba cruzar todo el Estado (unos 1000 kms. no más). Llegamos a Navajoa, aunque a unos 50 kms. antes de llegar a la ciudad Plinio se dio cuenta que casi no traíamos gasolina y empezamos a pensar que no nos iba a alcanzar. Teníamos como medio tanque cuando salimos de Los Mochis y no nos paramos a echarle más. Sin embargo, poco después de que había hecho el comentario de la gasolina, llegamos a un pequeño retén y nos informaron que allí cerca había una llantera que también vendía galones individuales de gasolina.
We made our way through the seemingly new paved streets of Navojoa, and noticed many of the new stoplights were yet to be put into use. We filled up with gas and continued on through the Sonoran desert to the next city, Cd. Obregon. In Cd. Obregon we were impressed with the tremendous amount of industry circling around the area, particularly with the large silos and plants for agricultural use. This was notable along the highway leading north out of town toward Guaymas. Before actually departing Cd. Obregon, Sr. Calabaza made his obligatory roadside stop at a tire shop, this time so that Plinio and one of the young assistants could carefully examine the left rear differential block to ensure no more oil was leaking. Almost all the oil was gone, yet it was here that Plinio realized the outer bearing ring used to tighten the drum with a lot of pressure on the seal had broken; he removed the tire and drum and replaced the ring with one we had left over from our time in Acaponeta (or rather, Rosamorada, Nayarit). He lifted the tire back on and tightened in with all his might and – voila! – the leak was closed and the seal was in good shape.
Pasamos por lo que parecían calles nuevas en Navojoa, y vimos que todavía faltaba poner en operación unos semáforos nuevos. Llenamos el tanque de gasolina y continuamos por el desierto de Sonora hacía Cd. Obregón. En la Cd. de Obregón nos impresionó ver la gran cantidad de industria por toda la ciudad, sobre todo lo relacionado con la agricultura, lo cual fue muy notable por la carretera que seguía al Norte de la ciudad y hacía Guaymas En las afueras de la Cd. de Obregón, Sr. Calabaza tuvo que hacer su parada obligatoria a una vulcanizadora al lado del camino, esta vez para que Plinio y otro joven pudieron examinar el diferencial del lado izquierdo para asegurar que ya no le salía el aceite. Efectivamente había salido casi todo el aceite, pero allí Plinio se dio cuenta que una taza de balero que sirve para apretar el tambor con mucha presión para el retén del diferencial se había roto; quitó la llanta y el tambor y reemplazó la taza con una de los baleros que habíamos usado en Acaponeta (o mejor dicho Rosamorada, Nayarit). Montó todo y apretó la llanta con toda su fuerza y – voila! – la fuga terminó y el retén estaba en buen estado.
Guaymas, Sonora |
From Cd. Obregon we worked our way to the port city of Guaymas, which in just the past year or so began receiving cruise ships at the large dock located next to shrimping boats and private boats. After a brief stop at the city’s malecón (boardwalk area), we continued on to the small popular tourist town of San Carlos.
San Carlos, Sonora |
There we admired the pristine dock area and the rocky cliffs that line the various bays surrounding this small, though well-known, Sonoran port. We noticed signs announcing their 2nd annual deep sea fishing tournament is to be held in September. We asked around and were told the best view over the quiet bay was from the restaurant Charly Rock, so we stopped in for a couple drinks before continuing our journey north. There we met Anita and Jack, originally from the US (I believe) who have owned a home in the area for about 5 years and just finished their first full year of living in San Carlos. We met by pure chance as Anita had taken out a 200 peso bill to pay, when it was swiftly blown out the window by the sea breeze. Both she and Jack were leaning over the bar/window ledge, down into the water, to see if they could find it. That is when we neared the bar and we thought it odd to see them looking down into the water. Shortly thereafter Plinio spotted the bill on a nearby table, the air had blown it back in through another window! Plinio returned the bill and, in short, that is how we met…they then treated us to a round of cold beer! Gracias! I believe it was Anita who said, “this is our little piece of heaven.” We were impressed with various aspects of the small coastal town from the highway leading in, to the different services lined up along the main road stretching through to the hotel zone, and the marina.
De Cd. Obregón seguimos al puerto de Guaymas, lo cual en solo el último año más o menos inauguró un muelle grande para poder recibir cruceros, cerca de los camaroneros tradicionales y barcos privados. Después de una parada breve al malecón de Guaymas, seguimos al pueblo turístico de San Carlos. Allí admiramos el área hermosa de los muelles y marina así como los riscos que delinean la costa, y una variedad de bahías, que forman parte de este lugar muy conocido en el centro-oeste de Sonora. Vimos unos letreros anunciando que el 2° torneo internacional de pesca de San Carlos se llevaría a cabo en septiembre. Empezamos a preguntar por un lugar para descansar del viaje un rato, y nos dijeron que la mejor vista de la bahía tranquila era del restaurante Charly Rock, entonces allí nos paramos para disfrutar unas chelas antes de seguir el camino al norte. Allí conocimos a Anita y Jack (de los Estados Unidos, por lo menos creo yo) quienes compraron una casa en San Carlos hace 5 años y acababan de pasar su primer año como residentes permanentes en el bello lugar. Fue pura coincidencia que los conocimos dado que Anita había sacado un billete de 200 pesos de su cartera para pagar la cuenta, y la brisa se lo arrebató y tanto ella como Jack pensaban que se había caído al mar y estaban inclinados en la barra tratando de localizarlo. En este momento nos sentamos cerca de ellos en la barra y nos extrañó que estaban buscando algo abajo en el mar.
Momentos después Plinio vio el billete pegado en otra mesa, el aire lo volvió a meter al restaurante! Plinio les regresó el billete y así es como nos conocimos….luego, nos inventaron una ronda de cervezas! Fue Anita quien nos dijo, “esto es mi pequeño pedazo del cielo.” Nos quedamos impresionados con diferentes aspectos del pequeño pueblo costero, desde la carretera que entra al lugar hasta una variedad de servicios por la avenida principal que continua hasta la zona hotelera, y por supuesto con la marina.
Descansando un poco en San Carlos - A well deserved break in San Carlos! |
After speaking with Anita and Jack about different roads in the area, we decided to head toward Hermosillo, the State capital of Sonora, and our stopping point for the night with approximately 450 kms. still to go the next day. On the way through the scorching desert Sonoran desert heat, Plinio stopped in order to adjust the timing once more (too many altitude changes for Sr. Calabaza had left him with a rattle in his shake). Given the constant timing adjustments throughout the journey, the screw holding the distributor finally gave in and broke. Luckily, we once again dove into our bucket of nails and screws from Celaya and found a terrific replacement (Gracias Yite y Xocitl!). Cleaning up was also a cinch with the shop towels we had picked up in El Oro from Martin and Lizeth. (Gracias amigos!!!)
Platicando con Anita y Jack sobre diferentes opciones para seguir el viaje, decidimos irnos a Hermosillo, el capital del Estado de Sonora, lo cual sería nuestro punto de descanso esta noche – restando solo unos 450 kms. para cruzar el próximo día. Pasando por el intenso calor del desierto Sonorense, nos paramos una vez para que Plinio pudiera ajustar el tiempo de nuevo (ya habíamos pasado por muchos cambios de altura para el pobre Sr. Calabaza que venía cascabeleando). Debido a los constantes ajustes al tiempo durante todo el viaje, el tornillo que sostiene el distribuidor por fin se gastó y se rompió. Afortunadamente, encontramos un tornillo perfecto al utilizar nuevamente el súper bote de clavos y tornillos de Celaya (Gracias, Yite y Xochitl!). La limpieza también fue así de sencillo ya que Martín y Lizeth nos habían regalado unas toallas de mecánico en El Oro (Gracias!).
We made it to Hermosillo around sunset and drove to the northern side of town to ensure a quick departure the next morning. We were happy to be back in somewhat familiar territory as Hermosillo is one of the principal cities people from Puerto Peñasco visit within Sonora for shopping, visits to the US Consulate, meetings, and weekend visits. After showering away the dust, sweat, and sunscreen accumulated from our day traveling from Los Mochis to Hermosillo, we sat down to dine on the renowned, utterly mouth-watering beef that comes from Sonora. We were almost home!!
Llegamos a Hermosillo mientras iba bajando el sol y manejamos al lado norte de la ciudad para asegurar nuestro pronto salida en la mañana. Sentíamos bien ya estando dentro de territorio conocido, ya que Hermosillo es una de las ciudades principales Mexicanas que frecuentan los Peñasquenses para ir de compras, al consulado de los Estados Unidos, y para visitas de fin de semana y a las oficinas de gobierno. Es bonita la ciudad y nos gusta también porque las calles principales siempre están muy limpias! Nos bañamos, quitando el sudor, polvo, y bloqueador acumulado durante el día entre Los Mochis y Hermosillo y luego fuimos a cenar, disfrutando del riquísimo carne súper reconocida del Estado de Sonora. Ya casi habíamos llegado a casa!
Hermosillo, Sonora |
Sam, viaje fantastico!!!! Estoy mirando sus actualizaciones, y por lo que miré és un roadtrip, con la carretera sendo la razón del viaje, y no algun sitio especifico, correto?
ResponderEliminarBesos
Roger
Sami, Plinio, Sr. Calabaza......what a colorful sord-photo-painting of your experiences. You are famed mechanics, poets, photographers, wordsmiths, history teachers, architectural genius, mechanics, guides to neighborhood's appetites with savory reviews from take-out to dine-in; and taking us along as spare parts find a home 'that is not for sale!!!". Enjoyed the cattle drive! Sr. Calabaza must be soooooooo excited to be so near his new home town!!! Yes, your travels have swept us along from Cancún to the northwest of the magnificent country called Mexico as you will have a homecoming in Puerto Peñasco. Each day we anticipate opening a new story....thank you. 'rents
ResponderEliminar.....I have followed some of the blog and gone back to archives to read some...she is a very engaging writer! S.d.R.
ResponderEliminarVERY fun to read!!!! Thank you!!! Shari
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