There was not a cloud in the sky when we woke up on Wednesday, July 13, in Hermosillo. Only about 450 kms. separated us from Mexico’s City of Sun and Puerto Peñasco, “the best tourist destination,” one of the coastal town’s most recent slogans. Before heading out on the highway, Plinio put Sr. Calabaza through his daily morning routine. He placed Sr. Calabaza into the “downward dog” yoga position by lifting up the back to check the oil in the differential blocks; he calibrated the front brakes, checked the oil level, and cleaned the windshield both inside and out.
Hermosillo wishes you a happy trip! (City of Sun) |
There was not a cloud in the sky when we woke up on Wednesday, July 13, in Hermosillo. Only about 450 kms. separated us from Mexico’s City of Sun and Puerto Peñasco, “the best tourist destination,” one of the coastal town’s most recent slogans. Before heading out on the highway, Plinio put Sr. Calabaza through his daily morning routine. He placed Sr. Calabaza into the “downward dog” yoga position by lifting up the back to check the oil in the differential blocks; he calibrated the front brakes, checked the oil level, and cleaned the windshield both inside and out.
El cielo estaba totalmente despejado cuando nos despertamos en Hermosillo el miércoles, 13 de julio. Solo había como 450 kilómetros separando la ciudad del sol de México a Puerto Peñasco, “el mejor destino,” uno de los eslóganes más recientes de la ciudad. Antes de salirnos a la carretera, Plinio se puso a hacer los ejercicios mañaneros con el Sr. Calabaza. Le inclinó al Sr. Calabaza en una posición media de yoga al levantar la carrocería para revisar el aceite en ambos diferenciales, calibró los frenos delanteros, revisó el nivel de aceite, y limpio el parabrisas tanto por dentro como por fuera.
Following the daring duo’s morning exercise routine, we were ready to go. We headed out along toll-road 15 one final time and headed north. In Santa Ana, we took Highway 2 Northwest up through the rugged landscape of the Sonoran desert. In Santa Ana, just at the point where we began to turn onto Highway 2, and off of 15 continuing on up to Nogales and the US border, Sr. Calabaza decided to take a quick break and his engine turned off. Luckily, Plinio popped the clutch and Calabaza sprung back to life.
Después de la rutina gimnastica del dúo valiente, ya estábamos listos para salir. Subimos a la autopista No. 15 una última vez y manejamos hacía el norte. En Santa Ana, tomamos la carretera no. 2 al noroeste por el paisaje árido del desierto Sonorense. En Santa Ana, justo antes de dar vuelta en la esquina para seguir la carretera no. 2 y salirnos de la autopista no. 15 que sigue hasta Nogales y la frontera con los Estados Unidos, el Sr. Calabaza decidió tomar un pequeño descanso y se le apagó su motor. Afortunadamente, Plinio sacó el clutch y el Sr. Calabaza volvió a la vida.
Altar, Sonora |
En Altar nos paramos a… qué creen?... así es, revisar el aceite en los diferenciales de nuevo. Altar, Sonora, es un lugar conocido como punto de partida para muchos migrantes buscando llegar al Norte. Allí, los puestos al lado de la carretera no tenían ni las piñas o café que habíamos visto en Veracruz, ni los mangos de Nayarit o las flores de Cuernavaca, ni otras cosas deliciosas y hermosas que habíamos visto durante todo el viaje, sino estaban cargados con mochilas, gorras, y galones de agua para la gente que con mucho valor pretendían cruzar el desierto con su calor insoportable. No vimos muchos clientes este día, y seguimos.
The Heroic city of Caborca was next along our route. The municipality of Caborca, whose “county seat” is also known as the Pearl of the Sonoran Desert, extends from the urban area to the Sea of Cortez with cattle ranches and surprisingly green vineyards popping out of the desert. Just outside of Caborca, Sr. Calabaza was met with another new challenge as we confronted a sandstorm making its way toward us at full speed. Sr. Calabaza’s roof, which can also be folded down in order to leisurely drive around a friendly coastal town, we discovered also has a tendency to inflate with the passing of loaded semis to our left, or strong desert winds carving a path through the sand. As Plinio clung to the steering wheel as each truck zoomed by us on the narrow two-lane highway, he instructed me to hold on to the corner of the roof to prevent this new kite of ours from lifting off. Once we were passed the dust storms, traffic also seemed to die down and we were pleased to know we did not end Sr. Calabaza’s trek North by being blown off the road.
Final test - dust storm! Una prueba final, tormenta de arena! |
La ciudad Heroica de Caborca era próxima en nuestro camino. El municipio de Caborca, cuya ciudad principal también se conoce como “la perla del desierto Sonorense,” se extiende desde el centro urbano hasta la costa con el Mar de Cortez y cuenta con una gran cantidad de ranchos de ganado así como diferentes puntos de viñedos robustos saliendo del desierto. Al pasar por Caborca, el Sr. Calabza enfrentó un nuevo reto al encontrarse cara a cara con un viento arenoso fuertísimo que se nos acercaba a toda velocidad. El techo del Sr. Calabaza, que por cierto se puede doblar para disfrutar un día relajante por un pueblo playero, descubrimos que también suele inflarse cuando nos pasan los camiones y “trailers” por el lado izquierdo, o aun con los vientos fuertes del desierto que tallaba un camino por la arena. Mientras Plinio agarraba el volante con toda su fuerza cuando pasaban los camiones por la carretera angosta de solo dos carriles, me dio instrucciones de agarrar la esquina del techo para prevenir que este papalote nuevo que teníamos no volara. En cuanto pasaron las tormentas de arena, de repente ya no había tanto tráfico y nos dio gusto saber que el viaje del Sr. Calabaza no había terminado al ser arrebatado por el aire.
Sonoran vineyard |
Espárrago |
Aunque estábamos cruzando el paisaje árido de la región del noroeste del Estado de Sonora, acercándonos a nuestro destino final, fue interesante pasar al lado de las líneas de olivos, así como viñedos y los grandes campos de espárrago. Iba creciendo el latido de nuestros corazones con cada kilómetro que pasaba, y creo que hasta el Sr. Calabaza (posterior a otro ajuste al tiempo) también podía casi oler el final. En el pueblito de “y griega” (o sea “Y”), entramos a la carretera no. 37 y seguimos hacía las montañas que apenas podíamos ver en la distancia.
Is that Pinacate up ahead? |
Isla San Jorge - Bird Island |
Continuamos con la manejada y pudimos ver la figura tenue de la Isla de San Jorge y, si nos estirábamos, hasta la línea azul del Mar de Cortez. Desde nuestro punto de vista del carruaje anaranjado, pudimos ver que era marea alta al momento que entramos al municipio de Puerto Peñasco!
We debated where the perfect spot would be to stop and fold up Sr. Calabaza’s roof so we could drive into Peñasco in style. Would it be Almejas, the former customs check point whose structures were completely redone for filming of part of the 2006 flick Babel? How about the pull-off near Mayan Palace, linking the popular tourist spot to Peñasco’s relatively new Sea of Cortez International Airport? We chose the latter and as we pulled down Sr. Calabaza’s top, we breathed in the fresh sea air and could just pick out the faint green line of the Peninsula golf course at Mayan Palace near the La Pinta estuary. We continued toward the final turn-off leading us past entrance roads to many of the beachside housing developments that dot the coast just to the southeast of the city.
Platicamos sobre donde pararnos para bajar y doblar el techo del Sr. Calabaza para que pudiéramos entrar a Puerto Peñasco en estilo. Sería en Almejas, el punto antiguo de la aduana cuyos edificios fueron renovados para la película Babel en 2006? O quizás en la entrada cerca de Mayan Palace, brindando acceso a este lugar turístico de Puerto Peñasco y al relativamente nuevo aeropuerto internacional del Mar de Cortez? Optamos por la segunda opción, y al quitar el techo del Sr. Calabaza respirábamos el aire fresco del mar y apenas podíamos ver una línea verde del campo de golf Península del Grupo Mayan, cerca del estuario de La Pinta. Continuamos hasta la última salida hacia la izquierda y al camino que pasa en frente de una variedad de desarrollos en frente de la playa al sureste de la ciudad.
Somewhere near the Women’s Oyster Cooperative, which is also part of the Naturarte eco-tourism corridor of the Center of Desert and Ocean Studies (CEDO), I began to have what can only be referred to as “It’s a Wonderful Life” moment as I took on the role of George Bailey and began greeting each landmark in sight! Hello Oyster Cooperative! Greetings coastal homes lining the popular beach area of Las Conchas! Good to see you, Misión del Sol commercial plaza! Hello Blvd. Josefa Ortiz de Dominguez and the burrito stand there on the corner of Blvd. Fremont!
Allí, más o menos por la Cooperativa de Ostiones Única de Mujeres, la cual también es parte del corredor eco-turístico del Naturarte del Centro de Estudios del Desierto y Océano (CEDO), empecé a tener un momento de la película Americana “Es una vida maravillosa,” asumiendo el papel de George Bailey mientras saludaba a todos los puntos de interés que veía! Hola Cooperativa de Ostiones! Adiós casas en la playa dentro del fraccionamiento de Las Conchas! Que gusto verte centro comercial Misión del Sol! Saludos Blvd. Josefa Ortiz de Domínguez y al puesto de burros en la esquina con Blvd. Fremont!
Caught up in the emotion of coming home, having driven nearly 2500 miles in our pumpkin carriage across the entire Mexican republic, we barely noticed when Sr. Calabaza sputtered, coughed, and collapsed at the final stop sign just blocks from our destination. After a few moments, he gathered the courage to make the final push and we ventured forward. We paraded our way into the driveway and introduced Sr. Calabaza to his new home! We had made it! Now, the next task is to familiarize Sr. Calabaza with all of the beautiful features Puerto Peñasco has to offer. That night we tucked Sr. Calabaza in one last time before crawling off to bed.
Ya emocionadísimos con la llegada a nuestro hogar después de haber manejado unos 4000 kilómetros en nuestro carruaje de calabaza por toda la república Mexicana, casi ni cuenta nos dimos cuando el Sr. Calabaza empezó a toser y se le apagó el motor justo en el último Alto antes de llegar a la casa. Después de unos momentos, agarró fuerzas de nuevo para el último jalón y avanzamos otro poquito. Como si fuéramos participantes de un desfile muy exclusivo, llegamos a la entrada y le presentamos al Sr. Calabaza con su nuevo hogar! Lo habíamos logrado!!! Ahora, el próximo reto sería mostrarle al Sr. Calabaza todos los puntos hermosos de Puerto Peñasco. Esta noche cubrimos el Sr. Calabaza una última vez antes de dirigirnos, ya exhaustos, a la cama.
…to be continued… …continuará…
Thank You for sharing posts, very interesting....kadaho
ResponderEliminarThank you Kadaho! Where are you? I hope you enjoyed the journey!
ResponderEliminarQue agradable volver a escuchar del señor calabaza y el viaje, estupenda aventura Felicidades, disfruté mucho la narración.
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