lunes, 23 de mayo de 2011

We've been down this road before Part II

After a little tinkering with the engine, a couple days in Copala (actually, ends up it was Playa Ventura), and a seething sunburn, we took the vocho back on the highway and headed toward Puerto Escondido.  All was going well as we sailed along, and just as we passed a sign to Pinotepa Nacional, we suddenly came upon a long line of parked cars in our lane and soldiers up ahead with a long measuring stick.

Ya después de hacer unos arreglos al vochito, pasar un par de días en Copala (que de hecho resulta que estuvimos en Playa Ventura), y sufrir una quemada de sol impresionante, regresamos con el vochito a la carretera y seguimos con rumbo a Puerto Escondido. Todo iba bien hasta justo cuando pasamos el letrero de Pinotepa Nacional, de repente nos topamos con una línea de espera en medio de nuestro carril y soldados con una regla grande para medir agua.

Did I mention it was the rainy season?  While we had not come across any rain, this did not stop drops from falling in the high mountains, which was now draining downhill and across the road we were traveling. The soldiers up ahead had one end of the measuring stick on the road, with water gushing all around it and were saying things like, "well, about another hour and we won't let even buses or trucks go across." Our hopes to see Puerto Escondido were dashed, until we saw tractors next to a nearby house. In front of us, we watched a tractor pull a car through the water safely to the other side. We asked a tractor driver if he thought we could still make it and he said, "pues...por supuesto" well, of course!  We made our way back to the vocho where we I learned another useful lesson in "water-proofing" a car - plastic bags and more rubberhands came in useful to cover open parts of the engine and then two young boys duct taped us into the car. Yes, duct tape. The tractor pulled up, attached, and we were off.

Ya les había comentado que nos encontrábamos en medio de la temporada de lluvias? Aunque no habíamos visto ni una gota, esto no prevenía que cayera lluvia en las montañas, cuyas aguas ahora pasaban justamente por el estrecho de carretera en que viajábamos.  Los soldados medían el nivel del agua del río desbordado, y decían cosas así como, “pues…otra media hora y no vamos a dejar pasar ni camiones.”  Nuestras esperanzas de llegar a Puerto Escondido se cayeron al piso, hasta que vimos unos tractores en una casa al lado del camino. Allí, en frente de nosotros, vimos un tractor jalando un coche al otro lado del agua. Le preguntamos si todavía pasábamos y nos respondió, “pues…por supuesto.”  Regresamos al vochito donde aprendí otra lección útil en “impermeabilizar” un vehículo – utilizamos bolsas de plástico y ligas para cubrir diferentes partes del motor y luego dos jóvenes nos ayudaron al encerrarnos en el vochito utilizando duct tape. Asi es, duct tape. Se nos acercó el tractor, nos enganchó, y salimos.


Que calmado pasando por "la carretera"! Where's the highway?
 As we bobbed behind the tractor, feeling the powerful waves push us sideways (at almost a 90 degree angle), water began to leak in up to our kneecaps and over the seats. So much for the duct tape - I guess we forgot about a few holes in the floor.  Yet, we made it safely to the otherside and after being "unducted" from the car and having removed plastic bags from various engine parts the vocho sputtered to life (which we should note other, newer, cars did not as they had not applied our sophisticated technology)  and we miraculously made our way to Puerto Escondido after all!

Mientras nos jalaba el tractor, balanceándonos en el agua, pudimos sentir las olas fuertas empujando el vochito hacía un lado (a casi 90 grados), y el rio empezó a entrar al vochito hasta llegar a nuestras rodillas, cubriendo los asientos. Que pasó con la cinta aislante (ah si, y los agujeros en el piso?)?! Pero, llegamos con bien al otro lado y después de que habían quitado la cinta aislante de las puertas, y habíamos quitado las bolsas de plástico de diferentes partes del motor, el vochito regresó a la vida (cosa que otros carros más nuevos no – no habían utilizado nuestra tecnologia de las bolsas de plástico) y de milagro continuamos hasta Puerto Escondido!

This is just a little reminder to ourselves we have traveled the unknown road of car repair and unexpected adventures in the past, and are looking forward to what the Safari and the beautiful landscape of Mexico has to offer.

Esta pequeña historia es solamente para recordarnos que ya hemos viajado el camino desconocido de reparaciones vehiculares y de experiencias inesperadas, y estamos muy emocionados por lo que nos puede ofrecer ahora el Safari y los paisajes maravillos de México.

1 comentario:

  1. ...jejeje..esta si es una anécdota digna de ser contada a los nietos..!

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