Energy, mysticism, breathtaking scenery, and a hike up the side of Tepozteco to a small pyramid located on a mountain cliff are some of the many reasons visitors flock to Tepoztlán, Morelos, about 30 mins. from the busy city center of Cuernavaca. Sundays in particular, when both the local food market and surrounding street stands are in full force, tend to attract families and tour groups to the area. Sundays are also busy days for baptisms at the La Natividad exconvent prominently placed in the center of town, entrance to which is an impressive archway decorated with seeds and rice, redone each year on Sept. 8th, the Day of the Virgin of La Natividad.
La energía, el misticismo, el escenario extraordinario, y la subida al Tepozteco a un pirámide con el mismo nombre ubicado encima del precipicio de la montaña son solo algunas razonas porque la gente visitan el pueblo mágico de Tepoztlán, Morelos a unos 30 minutos de la ciudad de Cuernavaca. Sobre todo los domingos, cuando una persona puede encontrar tanto el mercado popular y el tianguis de artesanías, aparecen muchas familias y grupos de turistas en el pueblo. Los domingos también son días importantes para una cantidad de bautizos en el exconvento de La Natividad ubicado en el centro del pueblo, cuya entrada se define con un arco decorado en semillas y arroz, con una pieza nueva cada 8 de septiembre cuando se celebra el Día de la Virgen de La Natividad.
Tepoztlán was our destination for the day, where we planned to meet up with a number of friends from Morelos who had worked with us at one time in Puerto Peñasco. It was a small Peñascan-Cuernavacan reunion. Many Sunday visitors to Tepoztlán begin with a hike up the challenging one hour path to the Tepozteco pyramid looking over the small town, which has been granted “Magical Pueblo” status by the federal government. Hiking up the Tepozteco is like the steepest challenge on a stairmaster for one straight hour, and yet women in high-heels always seem to race by without a problem. At the top there is one final ladder to climb before one can collapse on the steps of the pyramid. Coming back down the Tepozteco, the traditional stop is at the market for a welcome late morning early afternoon plate of Morelos’ famous cecina (thin strips of salted beef) from the small nearby town of Yacapixtla, barbacoa (smoked goat preparation, often cooked in an underground pit), or a bowl of pancita (tripe soup though not really like Menudo from the northern part of the country).
There were also quesadillas stuffed with a selection of fillings from potatoes and strips of chile and onions (rajas), to tinga (shredded chicken in a tasty red marinade), and also tlacoyos (kind of like oval stuffed tortillas).
There were also quesadillas stuffed with a selection of fillings from potatoes and strips of chile and onions (rajas), to tinga (shredded chicken in a tasty red marinade), and also tlacoyos (kind of like oval stuffed tortillas).
Tepoztlán fue nuestro destino por el día, donde planeábamos reunirnos con varios amigos de Morelos que en algún momento habían trabajado con nosotros en Puerto Peñasco. Fue una pequeña reunión Peñasquense-Cuernavacense.
Muchos visitantes domingueros a Tepoztlán empiezan con la subida retadora de una hora al pirámide del Tepozteco con vista del pueblo y todo el valle, que por cierto ha sido otorgado el estado de “pueblo mágico” por el gobierno federal. Subiendo el Tepozteco es como subirte al nivel más difícil de una caminadora por una hora sin parar, y aun así siempre hay mujeres en tacones subiendo a toda velocidad sin ningún problema. Llegando casi a la parte de arriba, se tiene que subir una escalera vertical para por fin llegar a descansar al lado de la pirámide. Bajando del Tepozteco, una parada tradicional es en el mercado para disfrutar un desayuno/comida de la famosa cecina de Yacapixtla, Morelos, barbacoa, o quizás un rico plato de pancita. También hay quesadillas con una variedad de rellenos desde papas con rajas a tinga, y por supuesto los tlacoyos.
Having been up Tepozteco a number of times since my first visit to Tepoztlán in 1994, and considering the day started out cloudy and damp, I was somewhat relieved we would be skipping right to the market visit and brunch. The market stands were already teaming with people, sitting down to enjoy a traditional Sunday brunch in “Tepoz.” Sliding onto the small benches on either side of narrow tables, we jotted down our orders and soon filled up on pancita, tlacoyos, quesadillas, and even a large cecina taco dish.
Dado que ya había subido el Tepozteco un sinfín de veces desde mi primera visita a Tepoztlán en 1994, y considerando que el día se veía nublado y con posibilidad de lluvias, me dio cierto gusto saber que íbamos a ir directamente a la parte del mercado para comer. Los puestos del mercado ya tenían mucha gente, sentada para disfrutar de un domingo del mercado en Tepoz. Sentaditos en unas bancas largas al lado de una mesa angosta, apuntamos nuestros órdenes y pronto estábamos muy satisfechos después de la pancita, tlacoyos, quesadillas, y aun un taco (enorme) de cecina.
From the food market, we made our way to the exconvent of La Natividad, where we observed the nicely restored drawings lining the inner arches of the building. The view over the valley from the exconvent lookout is also quite breathtaking, including a small peak at the Tepozteco pyramid. We were all impressed with the Historical Museum of Tepoztlán, located on the second floor, which contains five specific areas including habitat and population, economy, daily life, community religions, and religious fiestas. Tepoztlán boasts about having festivals practically throughout the year, among which are 153 local neighborhood celebrations. Perhaps one of the most famous dance figures from the Tepoztlán festivities is the chinelo, a prominent figure during Carnaval festivities (i.e. Mardi Gras) and whose dance is called the “brinco” (jump) of Chinelo. Chinelos can now be seen enlivening different parts of Mexico, including this past year at Puerto Peñasco’s own carnaval parade.
Saliendo del mercado, fuimos al exconvento de La Natividad, donde observábamos los dibujos restaurados dentro de los arcos magníficos en su interior. La vista del valle desde el Mirador también es sorprendente, y hasta se puede ver a distancia la pirámide encima del Tepozteco. A todos nos quedábamos impresionados con el Museo Histórico de Tepoztlán, ubicado en la planta alta y que contiene cinco áreas específicas: hábitat y población, la economía, la vida cotidiana, religiones populares, y fiestas religiosas. Se dice que Tepoztlán está de fiesta prácticamente durante todo el año, y cuenta con aproximadamente 153 fiestas en los diferentes barrios. Quizás una de las figuras más reconocidas de las fiestas de Tepoztlán es el chinelo, que es prominente sobretodo durante las fiestas de Carnaval así como su baile, el brinco del chinelo. Hoy en día se puede ver los Chinelos en diferentes partes de México, aun en las fiestas de Carnaval en Puerto Peñasco este año.
Once out of the exconvent, we walked by the packed Sunday market stalls lining the street to the side and behind the La Natividad church, offering wares from wooden dishware and clothing from Chiapas, to colorful masks and chinelos, as well as incense and aura readings – and about everything in between. We wandered by the stalls and made a stop at Tepoznives, a famously colorful ice-cream spot in Tepoztlán given the wide variety of names and flavors such as Angel’s Kiss, Flower Fair, and of course tasty vanilla and chocolate. From Tepoznieves, we wound our way down the main street packed with Sunday visitors to another popular, though perhaps not as famous, spot – Gaby’s Cheladas where we enjoyed refreshing beers served with ample amounts of lime, salt, and in some cases other spices. There we met up with another Peñascan-Cuernavacan and continued our journey through the sites, sounds, and flavors of Tepoztlán.
Saliendo del exconvento, caminamos por el tianguis y los puestos que delineaban las calles al lado y detrás de La Natividad, que ofrecen una variedad de cosas desde utensilios hechas de madera y ropa de Chiapas, así como máscaras y chinelos, y también incienso y puestos donde te leen o fotografían el aura – y cualquier otra cosa que te puedas imaginar. Pasamos por los puestos y nos paramos en Tepoznieves, un lugar colorido bastante reconocido en Tepoztlán por su gran variedad de nombres y sabores como es Beso de Angel o Feria de Flores, y por supuesto las deliciosas variedades de vainilla y chocolate.
Del Tepoznieves, seguimos caminando por la calle central repleta con familias y visitantes domingueros hacía otro lugar conocido, aunque tal vez no tan famoso – las Cheladas de Gaby, donde tomamos un par de cervezas servidas con bastante limón y sal, y en unos casos con otras salsas. Allí nos buscó otro Peñasquense-Cuernavacense y continuamos con nuestra caminata por los sitios, sonidos, y sabores de Tepoztlán.
Del Tepoznieves, seguimos caminando por la calle central repleta con familias y visitantes domingueros hacía otro lugar conocido, aunque tal vez no tan famoso – las Cheladas de Gaby, donde tomamos un par de cervezas servidas con bastante limón y sal, y en unos casos con otras salsas. Allí nos buscó otro Peñasquense-Cuernavacense y continuamos con nuestra caminata por los sitios, sonidos, y sabores de Tepoztlán.
Antes de irnos, nos paramos una última vez cerca del mercado en el café Cacao que se especializa en bebidas de café y chocolate. Que rico! Gracias, Nelly, por haber compartido su pueblo con nosotros, y gracias a Karla, Christina, Sergio, y Debray por otra memoria tan divertida!
Before wrapping up our day, we made one last stop back by the market, to Cacao which specializes in coffee and chocolate drinks. Tasty! Thank you, Nelly, for sharing your beautiful hometown with us and thank you to Karla, Christina, Sergio, and Debray for another fun memory!
No hay comentarios:
Publicar un comentario